No en el naipe, sino convirtiéndose usted en una especie de emocio¬nado naipe humano que busca la felicidad, desesperadamente, mediante las combinaciones más extraordinarias, más inesperadas. Y de pronto, descubrirá algo que no es la felicidad, sino un equiva¬lente a ella. Este último le participa su cualidad salobreña, que desde su confluencia toman sus aguas …