Educación Física Y Ciencia, 19(2), E035

Granada FC La Coruña Las Palmas Leganés Málaga Real Betis Real Madrid Real Sociedad Real Valladolid Real Zaragoza S.D. La presencia inglesa en los alrededores mineros de Pachuca, como Mineral del Monte y Real del Monte, o en las primeras fábricas de Orizaba, propició los primeros eventos organizados de football. Durante ese periodo el futbol mexicano fue ganando un papel cada vez más importante tanto en la sociedad como en la prensa del centro-sur del país; en la franja que va desde Guadalajara a la Ciudad de México pasando por Pachuca, Córdoba y Orizaba. De hecho México también conoce ambos vectores de expansión: los obreros de Orizaba y Pachuca, nueva equipacion barça así como los burgueses y diplomáticos británicos de la capital. Abstract: En el presente trabajo de investigación analizaremos cómo influyen los patrocinadores del FC Barcelona en la comunicación corporativa del club, haciendo énfasis en términos o elementos como identidad, imagen, filosofía corporativa y posicionamiento, porque es importante saber que el patrocinado también obtiene efectos en su gestión empresarial por el hecho de mantener una relación a largo plazo con sus patrocinadores. Ahora bien, cuando el campo de la comunicación se define por su impronta interdisciplinaria coincide, tal como se señaló, con el hecho que también el estudio del deporte es multidisciplinario.

El estudio de los medios de comunicación (media studies) y del deporte como objeto de estudio en el campo de la comunicación son dos tendencias de investigación que no han dejado de crecer. Benassini también publicó tres artículos sobre el papel de Internet en la investigación sobre televisión, donde el futbol representa un objeto de estudio concreto (1998a), con relación a la presencia del futbol en Internet (1998b) y sobre este medio de comunicación emergente como espacio de expresión social (1999). En este tiempo Carmen Gómez Mont (1996) publicó un artículo sobre la posibilidad de reconocer los eventos deportivos mediatizados como referentes en la construcción de identidades a través de la experiencia de los Juegos Olímpicos. Para el caso del futbol, sin duda el espectáculo mediatizado por excelencia, este sugiere la exploración de una diversidad de dimensiones factibles de construirse como objetos de estudio. Posteriormente, México fue el país organizador de los mundiales de 1970, donde se encumbra la primera figura futbolística global, O Rey Pelé, en un campeonato que dejó imágenes televisivas espectaculares, ya clásicas, como algunas jugadas de Pelé o el brazo en cabestrillo de Franz Beckenbauer, y también del Mundial de 1986 donde se encumbró el no menos mediático y global Diego Armando Maradona, quien dejó goles que forman parte de la videoteca de cualquier aficionado como los marcados por el astro argentino frente a Inglaterra.

La Federación Mexicana de Football Association fue fundada en 1927 y fue inscrita en la Fédération Internationale de Football Association (FIFA), de ahí que México fuese una de las 13 selecciones participantes en el primer Mundial de Futbol celebrado en Uruguay en 1930. Pero no fue hasta 1943 que se celebró el primer campeonato profesional. Por otra parte, hay una corriente que aborda la comunicación en su impronta sociológica, deudora del concepto de interacción, que nos aproxima al entendimiento de las relaciones sociales en donde se anclan los procesos humanos de significación (Peters, 1999). Sobre esta premisa se basó la construcción de un nuevo objeto de estudio en comunicación desde una perspectiva sociocultural, encaminada a romper el reduccionismo comunicacionista del estudio del intercambio de mensajes legitimado en el origen campal de la comunicación (Fuentes, 2008). Este viraje entiende los MCM como una mediación tecnológica, entre otras facetas, lo que facilita el estudio del deporte desde la perspectiva sociocultural de la comunicación y permite enfatizar las interrelaciones entre las prácticas sociales y de entretenimiento, las negociaciones y los acuerdos sociales, con los artefactos culturales inmersos en el ámbito del deporte mediatizado.

De igual manera destaca el grupo de Marli Hatje y Sergio Carvalho adscrito a la Universidad Federal de Santa Maria (Comunicação, Movimento e Mídia na Educação Física), mientras que en Argentina está el grupo de trabajo Comunicación y Deporte dirigido por Sergio Ricardo Quiroga del Centro de Estudios Olímpicos José Benjamín Zubiaur (Marín, 2005b). Debiendo mencionar al argentino Pablo Alabarces, coordinador del grupo Deporte y Sociedad del Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO) de 1999 a 2003; a Claudia Benassini y Enrique Rivera Guerrero en México y, recientemente, el grupo de investigación Comunicación y Deporte de la Asociación Mexicana de Investigadores de la Comunicación (AMIC) dirigido por Samuel Martínez de la Universidad Iberoamericana, entre otros. Dicha premisa subyace a los modelos de la comunicación masiva: emisor, mensaje, receptor, canal (Peters, 1999). Y cuando John B. Thompson (1990/1998) desarrolla el concepto de transmisión cultural, aproxima la experiencia mediática de producción e intercambio de formas simbólicas a la cuestión de los recursos técnicos que intervienen en dicho proceso. En el capítulo «Media, sports, and society: The research agenda» resulta significativo, Wenner ofrece uno de los primeros balances de la producción académica sobre deporte y comunicación, presentando los debates campales y los avances de investigación de la época a manera de estado del arte (1989). Una década después se publica Sportcult editado por Toby Miller y Randy Martin (1999), libro que estudia la relación del deporte con los medios, el Estado y otras categorías sociales como el género y la etnicidad.

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